
«Niños piden a la justicia mayor tiempo con sus familias»
«Señora defensora de menores: Yo necesito el transporte semanal porque extraño a mi familia, los fines de semana me gusta ir a la casa de mi abuela y mi abuelo. Los que son más chiquitos también la pasan mal porque están tristes. También extraño andar en bicicleta. Cuando llega el viernes es feo”. Así contó
«Señora defensora de menores: Yo necesito el transporte semanal porque extraño a mi familia, los fines de semana me gusta ir a la casa de mi abuela y mi abuelo. Los que son más chiquitos también la pasan mal porque están tristes. También extraño andar en bicicleta. Cuando llega el viernes es feo”. Así contó Lázaro cuál era su deseo, el mismo que comparten los niños y niñas de las Escuelas Hogares N° 158 de Corralito y 152 de Cerro Alto, quienes solamente dos veces por mes cuentan con el servicio de transporte escolar que les permite volver a sus hogares.
Su historia no es distinta a la del resto de los alumnos cuyos padres y madres presentaron, a principio de este año, un recuro de amparo en el cual intervino el Defensor de Menores e Incapaces de Bariloche, Ricardo Mayer. El Juez hizo lugar a ese pedido, obligando al Estado rionegrino a aumentar la frecuencia del transporte una vez por semana, previendo que los niños y niñas puedan compartir con su familia todos los fines de semana y retornar cada lunes a la escuela.
En palabras de los propios alumnos todo es más sencillo de comprender: “Tengo 9 años, me estoy acostumbrando bastante, pero dos semanas parecen un mes y no estoy de acuerdo, no soy el único porque tengo hermanos que tuvieron la misma experiencia y no querían ir más a la escuela, eso mismo me pasa a mi, por favor pido que el transporte sea igual para todos”.
Gran cantidad de cartas como esas recibió la Defensora General, Rita Custet en respuesta a su solicitud de conocer la opinión que, sobre este tema, tenían los alumnos de Corralito y Cerro Alto. El Ministerio Público de la Defensa intervino en el proceso, que sigue su curso judicial ante la apelación que hizo de la sentencia la Fiscalía de Estado. No obstante, la Defensora General se comunicó con la Ministra de Educación y Derechos Humanos, Mónica Silva quien garantizó que durante el segundo semestre se modificaría esta situación en función de la recepción de refuerzos presupuestarios.
“Si bien el diseño de las políticas educativas se encuentra a cargo del Poder Ejecutivo no puede desconocerse que, cuando estas ocasionan un perjuicio a los derechos de algún niño, niña y/o adolescente, le corresponde intervenir al Poder Judicial a efectos de garantizar los derechos vulnerados”, destacó Custet.
En ese sentido, el Dictamen de la Defensoría deja claro que “el derecho a la educación no puede coartar el derecho al contacto familiar. A partir de los cinco años de edad los niños y niñas se incorporan a un sistema educativo que, en estas zonas, les impone concurrir a escuelas hogares alejadas de su grupo familiar permaneciendo así de lunes a viernes, con el sacrificio que eso implica para ellos, por lo que resulta sumamente cruel e inhumano que la administración pública los someta a mayores sacrificios que los de por sí deben realizar”.
Al tiempo que consideró que la reducción de la frecuencia de transporte perjudica no sólo el contacto familiar, sino además la asistencia a clases (ya que cuando pierden el servicio por causales de salud o se suspende por el clima hostil no pueden regresar a la escuela durante las siguientes dos semanas), agregó que además, va en contra del principio de progresividad de los derechos humanos: “Si hasta el año pasado tenían contacto semanal con su familia, es regresivo que en 2016 un derecho tan fundamental se vea restringido a un contacto quincenal», explicó la Defensora.
“El interés superior del niño impone ponderar que ellos tienen derecho tanto a la educación como a su medio familiar para un desarrollo integral, lo que implica que el Estado debe realizar su máximo esfuerzo para que gocen de ambos, sin que puedan ponerse como pretexto cuestiones presupuestarias”.
“Si bien en estos casos de lejanía, aparece como razonable que durante los días de semana los niños y niñas permanezcan en la escuela, entiendo desproporcionado que se les restrinja el derecho a mantener contacto con sus familias a sólo cuatro de los treinta días del mes”, destacó la Defensora para agregar finalmente: “Me pregunto cuántos de nosotros soportaríamos el dolor de dejar a nuestros pequeños hijos en una escuela hogar, sabiendo cuánto nos necesitan en su infancia”.
Son los propios chicos, los que hoy hacen oir su respuesta: “Soy chiquita extraño mucho a mi mamá y a mis hermanas, quiero irme todos los viernes a mi casa”. “Me operaron y quería que mi mamá me cuide. Yo lloré en la escuela”.
Detrás del expediente judicial, está la realidad, el dolor, la necesidad y los sueños de estos niños y niñas de 5 a 12 años que reclaman por su derecho a crecer en el afecto familiar como lo hacen los niños en la ciudad. «No me parece justo porque nosotros también tenemos los mismos derechos a estar con la familia o, si no la otra es que sea una ley pareja para todos», escriben para reafirmar una y otra vez que «estar 15 días es mucho. Y quiero que me escuchen. Que seamos del campo no nos hace distintos a otros chicos».
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