Si bien hemos sido protagonistas en la construcción del protocolo para volver a la presencialidad de manera segura y hemos puesto toda nuestros recursos y creatividad de manifiesto en cada aula; hoy, la realidad nos muestra que es necesario retroceder ante este virus que avanza de manera implacable, que se cobra diariamente la vida de muchos rionegrinos y que ha hecho que nuestro sistema de salud colapse ya que no puede brindar la atención necesaria si nos contagiamos.

Los Trabajadores de la Educación queremos presencialidad, la defendemos y reivindicamos porque sabemos exactamente lo importante que es, no solo desde lo pedagógico sino también desde lo socio afectivo, todo lo que ocurre adentro de las escuelas. No obstante entendemos que en este contexto el cuidado de la salud y la vida deben ser prioridad, sostenemos que deben tomar decisiones urgentes para poner en resguardo tanto a trabajadores como a estudiantes y comunidades educativas.

En Río Negro para estar en las aulas de manera segura necesitamos urgentemente las vacunas, solo un tercio de los trabajadores de la educación la han recibido; necesitamos que se planifique estratégicamente un plan de vacunación y que ingresen en cantidad suficiente; y además, se repartan equitativamente sin privilegiar a ningún sector.

Hicimos lo que teníamos que hacer, trabajamos siempre desde nuestras casas cuando así se definió; cuando volvimos a las aulas concientizamos a las comunidades educativas desde nuestro rol. Hoy necesitamos que el Estado esté a la altura de la situación epidemiológica y sanitaria en la que estamos inmersos, entendemos que es necesario minimizar la circulación de personas hasta tanto avance significativamente el cronograma de vacunación y el pico de contagios disminuya. No vamos a arriesgar a nuestros estudiantes ni a nosotros mismos por la ausencia de definiciones concretas de quienes tienen la enorme responsabilidad de cuidarnos.